Creo que en cierta forma es heredada, o se la inculcan a uno desde muy niña y para estas fechas uno termina confundiéndola con la herencia. El punto es que yo recuerdo que la empecé a sentir en los concursos de declamación, cuando el inspirado participante se arrojaba al suelo y levantaba sus manos de manera dramática al cielo y decía con voz más que desgarradora y elevándola casi al grito:"Mamá, soy Paquito, no haré travesuras". El sentimiento que venía después era un enchinamiento completo de la piel (piloerección le llaman) y un dolor en el estómago como si se hubiera vaciado de pronto y el intento (casi siempre inútil) de mi conciencia por pensar en otra cosa para que la sensaciòn del estómago no se pase a la cara y se haga evidente se convertía en una verdadera lucha, casi siempre derivando en una risita nerviosa que para las circunstancias no resultaba ser lo más adecuando. Recuerdo que lo sentí después cuando Alejandra lloró ante el director de la secundaria por que no era popular, no tenía amigos, nadie la seguía y todos la atacaban (me estaba culpando a mí, esa es otra historia). La sentí constantemente cuando la gente hablaba de sus experiencias con Dios (frases como: me transformó el Espíritu Santo, Cristo me salvó,etc) o cuando alguien declaraba amor en público de una manera peculiar, no se describir exactamente, cuando lo hacían creo de manera exhibicionista ("a Mi madre, a quien le debo la vida...").
En varias ocasiones de mi vida se ha repetido, cuando alguien llora en público, cuando el suegro de mi primo se pone a cantar para la audiencia que no lo ha solicitado (y a falta de pista se acompaña de fanfarreas hechas por el mismo: "tan tararàn , tan tararàn psst"), cuando la mujer extranjera hace un discurso de hoteleria segura de sí misma para que cuando termine le corrijan hasta las comas, pues no tenía ni puta idea de lo que hablaba, cuando los diputados del congreso se jalonean, rechiflan, duermen juntos, cantan y comparten la tamaliza en nuestro recinto legislativo...
1 de diciembre de 2006
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2 comentarios:
Tu fecha está al revés... yo iba a decirte que nunca escribías... Hola Poodle que nunca estuvo. Gracias por tus visitas silenciosas de imitación gato... y gracias por la huellita que dejaste.
De las veces que he sentido pena ajena, recuerdo una en que cierta chica de mi carrera pidió una clase para romper el hielo. Entonces tuvimos que acomodarnos en círculo y escucharla decir que ella estudiaba filosofía porque la había llamado díos, pero no el dios cristiano sino el dios de la razón. ¿Ah? Creo que hasta me puse roja.
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