19 de marzo de 2007

Cómplices I

La charla familiar de café todas las noches. Y es que en esa época, llegaban a mi casa todas las noches, a cenar, a tomar café, a asegurarse de que no nos faltara nada, de que estuviéramos bien. Casi siempre la charla era de política, del trabajo, a veces, narraban historias divertidas de cuándo eran más jóvenes, de cuando mi abuela vivía, de viajes o de travesuras de infancia, y yo que en aquel entonces no entendía mucho ni de política, ni de trabajo, ni de situaciones del país (cosa que no ha cambiado mucho) prefería estas charlas y suplicaba a mi mamá cuando me mandaba dormir para quedarme a escucharlas.

Esa noche empezó uno de los tíos: "realmente es una bajeza, los he visto y el niño escupe en la casa y dice groserías".
Alguien más:" me parece que es un crítica a la sociedad americana, el problema es que no es un programa para niños, pero en México lo estan pasando en horario infantil"

Al escuchar esto me helé, sabía la importancia de las opiniones de los tíos en mi familia, y con miedo lo ví de reojo, esperando su reacción. No hubo tal, ante los comentarios se abstuvo y solo me dirigió una mirada que hoy me es indescriptible, una mirada que me decía: tranquila, no va a pasar nada, pero no me veas más para que no sospechen, pero que decía todo esto en cuestión de fracciones de segundo, y retiró sus ojos y sorbió su café.

Díficilmente puedo traer a la mente un recuerdo tan feliz como aquel donde mi padre, mi hermana y yo reímos a carcajadas mientras Homero cae una y otra vez por el gran cañón... a las 7 de la noche, en el horario infantil.